“Soy material didáctico” de marca personal
Pues sí, eso es lo que me dijeron: “Hace más de dos años que te utilizo como material didáctico con mi equipo”.
Todo empezó un viernes. Ya llevaba unos días pensando cómo podría echar una mano a la gente, y casi estaba con la idea de contactar con alguna asociación de ayuda a gente con ansiedad o depresión, para intentar contar mi caso y motivar a personas que se encuentren en una situación menos favorable que la mía. Así que, en la carrera matutina del viernes, estaba con la mitad de la mente ocupada viendo donde pisaba para no tropezarme, y con la otra mitad pensando en no olvidar esta iniciativa.
La vida me sonríe
Pues faltaban pocas horas para que me pusieran en bandeja la opción, aunque no como me lo había imaginado. Sólo tres horas después recibía la llamada de Digo Diego, un artista mural de alto contenido social que además trabaja en Acción Contra el Hambre, y quien me iba a hacer muy feliz sin saberlo.
Me contactó por Facebook y concertamos una llamada, en la que nada más coger el teléfono ya me avisaba que quería liarme positivamente. Nada más empezar, me estuvo comentando que hacía más de dos años, vio mi campaña de ponunmiguelenuvida, y que tenía pendiente darme las gracias porque yo, sin saberlo, llevaba todo ese tiempo “colaborando” con la causa.
Inicialmente me quedé perplejo, pero cuando me contó que su trabajo se entiende dentro del marco de la iniciativa Vives Empleo (mediante la cual se ayuda a las personas a encontrar trabajo gracias a la formación y apoyo de equipos de trabajo en diferentes puntos de España) y que desde que me vio, me usaba como material didáctico en el bloque destinado a enseñar marca personal, admito que me emocioné de forma sincera y no pude más que agradecerle yo a él que me hiciera tal regalo.
Todavía guardo muy dentro todo lo que supuso la creación de mi marca personal, y lo que significó en esfuerzo y en materialización de sueños cada una de las fotografías que componían la campaña de ponunmiguelentuvida, pero pensar que además de servirme de inspiración a nivel personal, y de haberme ayudado a encontrar trabajo (y también a posicionarme dentro de mi sector) saber que haya podido inspirar o ayudar a otras personas, me hace disfrutar plenamente.
Y aquí llega la bomba
Ahí estaba, al otro lado del teléfono con los ojos empañados, sin saber que iba a recibir un pequeño encargo: dentro de esta iniciativa, los equipos a nivel nacional se iban a juntar en Madrid, y Diego me proponía impartir un Taller con la marca personal como centro. Quería que contase mi historia, y que además fuese creativo a la hora de mostrar a los asistentes una master class participativa sobre marca personal. Respondí encantado que me haría todo lo posible por hacerlo, pero que con los escasos 10 días con los que me avisaba, y con la agenda repleta de trabajo que siempre me acompaña… lo iba a tener difícil.
Le agradecí la oportunidad, y quedé en confirmarle unos días después. Dos fueron suficientes para consensuar el horario en la oficina, y tratar de reorganizarme (o más bien asumir que en los próximos diez días dormiría menos), con lo que confirmé mi asistencia encantado.
Me dedico cada día a ocuparme de productos, empresas y marcas. A crearlas y desarrollar su implementación o expansión de su imagen de tantas formas diferentes que sentí que debía hacer un gran trabajo. Lo que ocurre, es que siendo mi primera charla en público, la cosa se ponía difícil.
Los planetas se alinean, pero al revés.
Durante los diez días, casi no pude sacar más que unos minutos al día para ir organizando el esquema del taller en una nota del móvil. En la lista ponía “Marca Personal“, y cuatro o cinco puntos clave. Eso significaba que el fin de semana antes de la charla iba a tener que darlo todo.
Lo que si hice, fue visional dos decenas de video de presentaciones de gente con experiencia que me ayudaron a plantear el esquema de la charla, y hacer preguntas a la gente de mi alrededor, quienes me dieron algunas ideas como por ejemplo, que era muy conveniente para dejar un poso en los asistentes y fomentar su participación, que hubiera algo, que finalmente se pudieran llevar y que ellos mismos hubieran intervenido.
El tendero feliz
Y así es como hice feliz a un dueño de la papelería.
Llegaba el Viernes por la tarde y en mis cálculos siempre demasiado optimistas, compré unos 35 € en cartulinas de colores, supongo que suficientes para empapelar toda la Facultad de Informática donde se celebraría el evento. Con ellas, recorté pequeños símbolos que servirían para que la gente que viniera al taller escribiera las respuestas a algunas de las preguntas que planteábamos para crear su marca. Así, luego, al final del taller, podrían llevárselas a asa en un sobre, para (espero) convertirse en una útil caja de herramientas para sentar los cimientos de su marca personal.
Por ejemplo:
- ¿Qué medios emplear? 📣 Con una cartulina reflectante a modo de espejo
- ¿Cuáles son mis tres mejores cualidades? ❤️ Con una recortada en forma de corazón
- ¿Cuáles son tus tres peores cualidades? 💩 Con una cartulina recortada a modo de caca, como el emoticono de Whatssap.
Una tras otra hasta llegar a unas cuantas cartulinas, que multiplicadas por veinte asistentes, son las culpables de las heridas que tengo en los dedos. Ni leñador, ni minero. Hacer recortables es muy duro.
Un poco nervioso
Total, que cargado de cartulinas (pero no tanto como de nervios), me levanté el lunes dispuesto a una jornada maratoniana en la que me reunía por la mañana en Villaviciosa de Odón (gracias Juan por estar más atento de la hora incluso que yo, y por alegrarte tanto de mis éxitos), y en la que tendría que recorrerme a contrareloj la comunidad de Madrid por haber olvidado uno de los conectores para el ordenador.
A todo esto, había olvidado consensuar con la persona que me iba a grabar el vídeo el día, la hora, y el sitio, y sobre la marcha llamé y aún metiéndole en un buen embolado, soltó lo que tenía entre manos y vino a cubrirme en el evento, con su cámara de video, un micrófono de corbata y sí:un pasador de diapositivas que durante el taller fue mi mejor amigo (Gracias Pitu por dejarlo todo para venirte, principalmente para apoyarme, pero también por el vídeo. Gracias a él ya estoy aprendiendo de mis errores)
Por fin, llega la hora
Llegué a la facultad, donde los técnicos de Acción contra el Hambre me trataron de forma espectacular y me llevaron hasta el aula donde tenía aún un rato para preparar todo, repasar, y matar los nervios. Poco después fueron llegando las personas que se habían apuntado al taller de creación de marca personal, y según el horario marcado por la organización recibieron mis palabras, mis cartulinas, mis bromas y mis preguntas, y me devolvieron con tanto interés sus respuestas y participaron tanto, que se notó de la forma más usual que yo era un novato: me comí el tiempo y el final tuve que hacerlo muy apresurado.
Aún así, todas y cada una de las personas que asistieron me hicieron sentir afortunado, y también (porqué no decirlo) importante, y me transmitieron grandes dosis de ilusión y me hicieron sentir realmente cómodo (gracias a todos por abriros conmigo y dejarme contar mi historia. Gracias también por ilusionaros conmigo. Os deseo mucho éxito).
Y más agradecimientos
Pues sí, aún hay más. Me sentí tan pleno, y vi a la gente salir tan agradecida, que necesito compartirlo con quienes lo han hecho posible y todavía no he mencionado:
- Gracias Acción Contra el Hambre por permitir a un tipo que se disfraza para venderse, que colabore con vosotros.
- Gracias Digo Diego por brindarme esta magnífica oportunidad, y por haberme regalado la satisfacción de ayudar sin saberlo.
- Gracias a todos en GrupoFlashback (en especial Javi, Nacho, Sara, Julio, Álex, Milagros…) por permitidme alcanzar mis metas y por cubrirme cuando no estoy.
- Gracias Papá, Mamá, Tamara y a toda la familia por vuestro apoyo, por aguantar mis nervios, por prestarme vuestras ideas, por revisar conmigo el material previo y por ilusionaros tanto conmigo.
- Gracias Ivo, Jimi, Juan, Adri por ser amigos y haberos portado como la familia (como siempre!).
- Gracias Ali por soportarme tan de cerca y aún así apoyarme siempre brindándome lo que necesito a cada instante.
Sólo espero, que sea la primera de muchas. Ahora ya no paro hasta conseguir una charla TED. ¡Avisados estáis!