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Buscar trabajo y divertirse

Normalmente buscar trabajo no es un proceso divertido, ni fácil, ni de ninguna forma nos llama a la diversión. Si además se da el caso de que la persona está parada y tiene necesidades, la situación es todavía peor.

De hecho, no se si os habrá pasado, pero cuando te quedas sin trabajo, aunque aparentemente no sea culpa de uno mismo, parece que tendemos (por lo menos a mi y a varios conocidos nos ha pasado) a pensar que es nuestra culpa y cuando ya han pasado unos meses en el proceso de búsqueda sin encontrar una salida, parece que de repente no nos sentimos útiles y el ánimo se viene abajo.

Yo creo que si uno se esfuerza y considerando que encontrar empleo requiere tiempo, podríamos considerar que buscar trabajo es un trabajo en sí, lo que personalmente a mi me ayudó a sentirme mejor conmigo mismo. Vale. No tenía el trabajo de mis sueños, pero nunca nadie (ni tan siquiera yo que es lo importante) podría decirme que no me lo estaba currando lo suficiente para conseguirlo.

Por eso en unas vacaciones del bar donde trabajaba y casi de repente, un día 31 de diciembre con toda la familia sentada alrededor de la mesa y en plena cena de Nochevieja declaré:

El año que viene cuando estemos aquí sentados de nuevo, estaré trabajando en lo que más me gusta

Mientras lo decía ya sentía el vértigo de la afirmación, mientras me invadía una sensación de alivio enorme: Estaba decidido. No sabía cómo, pero el mero hecho de tomar la determinación resultó liberador.

Dos meses después la iniciativa de #ponunmiguelentuvida con el propósito de llamar la atención sobre los beneficios de contratar un Miguel vio la luz para hacer realidad mis sueños, pero lo más importante es que mientras lo hice, me divertí como un enano y me convertí en el héroe de todos mis primos y hermanos pequeños, que alucinaban viéndome con las muecas y disfraces mientras construía la que es mi marca personal.

Hubo momentos de dudas. Hice muchas entrevistas y sólo me cogieron en las últimas (al final pude elegir) y después de meses haciendo un esfuerzo constante y diario, la cosa se pone seria en cuanto a la moral se refiere.

Mi día a día

Cada día, por la mañana iba a estudiar un Master en Programación de Aplicaciones Web al centro de Madrid. Para aprovechar el tiempo, iba escuchando inglés en el coche, intentando que se me contagiase algo. Al llegar al Metro me dedicaba a leer o repasar los ejercicios y teorías vistas en clase, y después de la clase en la vuelta, lo mismo.

Como tenía que entrar media hora después del final de la clase, todos los días me escapaba unos minutos antes y (esto no lo recomiendo) volvía en el coche comiendo un bocadillo para aguantar hasta el final del pase de comidas en el bar donde trabajaba.

Mi hora de salida por las tardes dependía de la gente y de la prisa o no que tuviera por comer y marcharse, o las ganas de quedarse a tomar copas, por lo que según el día mi horario variaba bastante. Como vivía cerca, al salir me llevaba la bandeja y comía ya en el ordenador donde todos los días dedicaba un rato a generar ideas para la campaña, otro rato a buscar y enviar mi currículum a todas las ofertas que se publicaban día a día en todas las plataformas que conozco, y finalmente a retocar imágenes, hacerme fotos y salir corriendo para entrar a trabajar de nuevo al bar en el turno de cenas. Al salir del bar, casi siempre de madrugada, rápidamente volvía a casa para nuevamente cenar con la bandeja sobre la mesa del ordenador y terminar de rematar mi labor de búsqueda de empleo, completar mi web, portfolio o fotomontajes y hacer los ejercicios del curso para al día siguiente volver a empezar.

Parece mentira pero a pesar de que el trabajo en el bar se me daba bien, me sentía muy abatido por no conseguir trabajo en el sector que yo quería y fue la posibilidad de acercarme a ese mundo durante la elaboración de la campaña lo que me hizo disfrutar de buscar trabajo.

Todo se puede lograr

Mis conclusiones serían que todo en la vida se puede lograr con perseverancia y creatividad. Buscar una idea creativa y perseverar sobre ella para, si no funciona, aplicar de nuevo una solución creativa y volver a perseverar. Y también que para conseguirlo, porque perseverar es duro cuando el viento no sopla de cara, divertirse es la mejor solución.

Y si no, ved mi campaña. Si no os saca una sonrisa, soy capaz de volver a empezar.

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4 comments

  • Eduardo Stanich 23 abril, 2016   Reply →

    Gran historia de superación Miguel, fundamental la confianza en uno mismo y saber venderse a los demás. No puedo estar de acuerdo con la conclusión, la creatividad no puede ser un requisito, es un don, desgraciadamente no todo el mundo la tenemos desarrollada, explótala y disfrútala amigo

    • Miguel Sanz 23 abril, 2016   Reply →

      Lo primero que me ha alegrado es leer tu comentario. Lo segundo que me alegra es que la historia te resulte positiva. Y entrando en materia, sí: la creatividad es un don como tantas cualidades humanas y doy gracias porque para mi constituye uno de mis “elementos” naturales.
      No obstante, saliéndonos un poco del plano artístico y entendiendo la creatividad como la capacidad de resolver una situación de forma diferente y efectiva, creo que es una cualidad que conviene desarrollar y que, además, inevitablemente se agudiza en situaciones de dificultad siempre que las enfoquemos con la actitud adecuada.
      Inicialmente, yo lo consideraba “sólo” un don, pero tras ver los beneficios de salirme del camino para enfocar mi vida de otro modo, me percaté de que no había caído en la cuenta de que en realidad es para mi un requisito indispensable. Incluso me atrevo a decir que mucha gente que no se considera creativa, resulta que se desenvuelve mejor en entornos no mecánicos en los que resolver y ser innovador (ser creativo) es también un requisito indispensable.
      Aunque es sólo mi forma de verlo. 😉
      Un fuerte abrazo!

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